Como todos saben, hace unos días se llevó a acabo la Octagésimanosequé entrega de los Premios Oscar, evento que hace un buen que dejé de ver, pero ese no es el punto, el punto es que como ya es casi una costumbre en el día de la ceremonia de entrega del mencionado premio los canales de televisión abierta programan cintas que en su momento han sido acreedoras al premio a Mejor Película, y como los de tv Azteca por lo general o transmiten Gladiador o Corazón Valiente y si ustéd (como el que esto escribe) no goza de los servicios de tv de paga pos no le queda otra que chutarse una de las mencionada pelis.
Así pues, este año le tocó el turno a la épica de Mel Gibson, cinta que he visto en no sé cuantas ocasiones y que todo el mundo (por los motivos anteriormente descritos) sabe como acaba: después del relajo ocasionado por el caudillo William Wallace, queda Robert Bruce a la cabeza de los rebeldes escoceses y a punto de firmar un armisticio con los ingleses. Pero las negociaciones se vinieron abajo ocasionando una cruenta batalla en la que las fuerzas de Escocia eran superadas por millares pero aún así se alzaron con una importantísima victoria que fué clave para la independencia de los otrora lidereados por Wallace.
Este pasaje de la Historia fué retratado por la banda alemana (aunque ellos se sienten esoceses) de Grave Digger en una de sus mejores rolas: La Batalla de Bannockburn, chéquenla.
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