En estos días me encuentro re-leyendo la novela Azteca del finado escritor estadounidense Gary Jennings. La considero una de las mejores obras literarias que he leído en mi vida y en ella el desaparecido escritor nos cuenta la historia de Mixtli o Nube Oscura, un anciano mexica que vivió en el apogeo del pueblo Azteca poco antes de la llegada de los conquistadores.
Con su personalísimo estilo, Jennings nos cuenta una historia dura, violenta, visceral y no apta para estómagos débiles. Pero también hay pasajes de gran belleza y contemplación con enseñanzas perdurables. Uno que acabo de leer nos cuenta que Mixtli, en su juventud, se encuentra en presencia de Nezahualpili, Venerado Orador de Texcoco.
Mixtli repara en una calavera que se encuentra en el salón del trono por lo que le pregunta al Venerado Orador por ella...
Cuando se dirigen a mí, sus rostros se tuercen de ira o se deprimen por la miseria o sonríen fingiendo devoción, pero sus labios siempre se mueven rápidos ya que tienen que echar fuera sus discursos, ensayados previamente, en el tiempo asignado a cada audiencia. Así, mientras los escucho, no veo sus rostros sino a la calavera.»
Solamente pude preguntar: «¿Por qué, mi señor?»
«Porque es el rostro más limpio y más honesto del hombre. Ningún gesto de engaño, ningún guiño astuto, ninguna sonrisa servil. Solamente fija una sonrisa burlona y eterna, como una mofa a cada una de las preocupaciones del hombre por las urgencias de la vida..."
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