Amado y repudiado por muchos, se va una figura irrepetible que seguramente marcará un antes y un después en la historia de Venezuela. Chávez sucumbió finalmente al cáncer que lo venía aquejando desde hace un par de años y su muerte dará paso a un sinfín de reflexiones.
Pero ya se trate de simpatizantes u opositores a la política de ésta o de cualquier otra figura pública que ostente el poder, su muerte, deposición, encarcelamiento o renuncia no cambiará las cosas en tanto los gobernados o representados no se organicen realmente y caminen en la misma dirección. Por mientras, los buenos y malos líderes seguirán yendo y viniendo mientras el resto sólo mira.
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