El Dr. King Schultz es un cazarecompensas que está tras la pista de los asesinos hermanos Brittle, un par de años antes de la Guerra Civil Norteamericana. Durante sus andanzas libera al esclavo conocido como Django con la promesa de liberarlo una vez que le ayuda a localizar a los asesinos, pero Django tiene sus propios planes: encontrar y rescatar a Broomhilda, la esposa que perdió en el mercado de esclavos años atrás...
En el mundo del cine suele decirse que una película ha envejecido de mala manera cuando su discurso, su estética y su propuesta no superan la prueba del tiempo, obras que marcaron una época pero que de estrenarse al día de hoy quizás no impactarían de la misma manera (también ocurre en ocasiones a la inversa, cintas infravaloradas en su momento que en el mercado doméstico han alcanzado el estatus de culto, pero ése es otro tema).
Éste fenómeno es el que he podido apreciar en las películas del director Quentin Tarantino, revisando hace poco lo que muchos consideran es su obra cumbre Pulp Fiction (que en México pasó a llamarse Tiempos Violentos... no se porqué) puedo constatar que la frescura e innovación de la que tanto se habló de la cinta en su tiempo ahora luce acartonada. Sus imágenes y secuencias ya no impresionan como en su día y lo mismo es aplicable a otras de sus cintas como Perros de Reserva (1992) o, incluso, Kill Bill (de 2003. Es mi percepción, no todo mundo estará de acuerdo).
Sin embargo y a pesar de lo anterior, se trataba de un cineasta desafiante que en su tiempo rompió estereotipos con su narrativa poco convencional de forma no lineal, haciendo malabares con los tiempos y sus personajes. Sus cintas eran desafiantes y con sus propias reglas. Lo divertido con Tarantino no se trataba de lo que contaba, sino la manera de hacerlo.
Son justamente estas características las que se encuentran ausentes en Django Sin Cadenas. Pero no es sólo eso lo decepcionante. Lo decepcionante es que es una cinta más del montón, si no me dicen que se trata de una cinta de Quentin Tarantino no me daría cuenta. El guión es demasiado convencional para una cinta que se extiende por más de 160 minutos (y creo que hasta está nominado al Oscar, aunque eso no significa mucho) y cuando parece que hemos llegado al momento culminante, resulta que todavía queda más de media hora de película aunque ya sabe uno como va a terminar pero para entonces ya me daba igual.
Y en gran parte, el responsable de esa indiferencia al final es el mismo Django encarnado por un Jamie Foxx insípido y poco inspirado y sobrepasado por mucho por sus co-protagonistas Leonardo DiCaprio (en una de sus mejores interpretaciones a la fecha) y el alemán Christoph Waltz (otra vez brillando en una cinta de Q. T.) pero para colmo, Tarantino decide prescindir de ellos en la misma secuencia.
Total que aún en su cinta anterior, Bastardos Sin Gloria (2009), Tarantino mostró alguna que otra secuencia memorable pero aquí luce poco inspirado, a excepción de un interesante inicio pero progresivamente la cinta va perdiendo fuelle. Pero a fin de cuentas él es un director de películas mundialmente famoso y yo sólo un espectador así que no soy quien para decirle al maestro que ha perdido el rumbo.
Título Original: Django Unchained
Director: Quentin Tarantino
País: Estados Unidos
Reparto: Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio
No hay comentarios.:
Publicar un comentario