No sabría explicar el porqué pero cuando uno sigue con regularidad a un cineasta, con frecuencia queda una impresión acerca de su personalidad. En el caso de Harold Ramis, siempre me pareció que se trataba de un tipazo, de esas personas que siempre están de buen humor y que te daría gusto saludar si lo conocieras. No únicamente formaba una extraordinaria mancuerna con ese otro grande del entretenimiento llamado Bill Murray sino que, ya fuera como actor, director o guionista, su sentido del humor era único e irrepetible.
Simple pero no vulgar, refinado pero al alcance de todos; cada que leía su nombre en los créditos iniciales de alguna de sus cintas sabía que iba a pasar un buen rato y no defraudaba. Descansa en paz, este blogger recuerda de manera entrañable tus trabajos en aquellas cintas que nos dejaste para la posteridad y que forman parte sobre todo de mis primeras memorias cinéfilas. Gracias Mister.
1 comentario:
Es una gran perdida, como olvidar una de sus creaciones como los Cazafantasmas, una de mis películas favoritas de los ochentas. Un estupendo comediante.
Su rostro lo podemos ver reflejado en el Dr. Egon.
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