domingo, 23 de septiembre de 2012

Peña de Bernal y otros pasajes queretanos

Nota: este pós lo debía desde el año pasado, pero tuve un accidente con la lap y se dañó el disco duro. Ya daba las fotos por perdidas pero gracias a la invaluable ayuda de El Carnal hasta hace poco pude recuperarlas.


Mi destino en este viaje originalmente era la ciudad capital de Querétaro pero llegué antes a la bella León. Y como ya estaba ahí y era temprano, decidí pasarme unas horas por Guanajuato. Al cabo que tenía unos días libres en la chamba e hice lo que hace mucho tiempo tenía en mente: llegar a la terminal de autobuses y tomar el destino que tuviera la salida más próxima a una distancia razonable.




No recuerdo cuantas veces he estado en Guanajuato pero era la primera ocasión en que estaba ahí para las fechas en las que se lleva a cabo el Festival Internacional Cervantino de esta ciudad, por lo que no quería perder la oportunidad de sentir y conocer un poco del ambiente que hay alrededor de dicho Festival.



Ese año tenía como invitados especiales a los países nórdicos, una región del planeta por la que siento una especial atracción. Pero para vivir el Festival plenamente, el visitante debe tener reservado su hospedaje con muchos meses de antelación porque en estos día la ciudad se convierte en un hervidero de gente, turistas, curiosos, bohemios y artistas entre muchos otros por lo que únicamente estuve unas horas por recorriendo callejones y balcones antes de tomar el camión a León de nuevo y, de ahí a Santiago de Querétaro.


Una vez ahí, el siguiente camión me llevó al municipio de Ezequiel Montes, concretamente a Peña de Bernal. En este lugar se alza un impresionante monolito que es el que da su nombre al "Pueblo Mágico" en el que me encontraba. El ascenso a la cima de este antiguo volcán de magma solidificado es duro, lento y difícil y sólo los mas osados (y con el equipo adecuado para "rapelear") son capaces de llegar a la cima.


El pueblo de Bernal es limpio, con mucho turismo y en el mercado puede uno encontrar gorditas y quesadillas, ya sea de huitlacoche o de chicharrón. Bernal recibió la denominación de "Pueblo Mágico" en 2006. Aquel día, se celebraba una boda en su parroquia.







Al siguiente día conocí Tequisquiapan, cabecera del municipio del mismo nombre. Un bello y tranquilo lugar famoso por sus quesos y sus vinos. El mercado de artesanía típicas de la región es abundante pero cuando se viaja "de mochilazo" es difícil llevar muchas cosas.


Después de mucho caminar por sus callejones, su cultura y sus leyendas, me tumbé en un jardín del centro donde ¡me quedé dormido! Tal es tranquilidad de este lugar, aunque los sonidos propios del pueblo no tardaron en regresarme la conciencia.


El resto de la tarde y la noche la pasé en la ciudad capital de Querétaro, un lugar ideal para seguir caminando mientras los pensamientos se pierden en incesantes devaneos. Busque un hostal que me pareció aceptable, aunque ahorita no recuerdo el nombre pero estaba en el centro. Me hospedé y salí a cenar al Mercado de la Cruz, un lugar de tacos, pozole, birria, los famosos "volcanes" o quesadillas. En este lugar se come bendito.


Después de la cena, caminé un poco más por el centro. Tanto turista hacía difícil mi deseo de una caminata tranquila, así me alejé hacia calles laterales un poco más desiertas. Me senté en una apacible plaza a contemplar un espectáculo de fuentes danzantes y música clásica. Hacía muchos años que no viajaba solo.





Me deprimí y regresé al hostal, donde veían la tele en la sala otros ocupantes a los que me uní. Conocí a Juan, un argentino que estaba viajando desde Tijuana hasta su tierra mientras conseguía trabajos eventuales, a Gaby, una chica del Estado de México que estaba trabajando en esta ciudad y a Luis, el joven que trabajaba en el hostal y que llevaba el turno nocturno. Juntos platicamos de cine hasta altas horas de la madrugada y me sentí mejor. Si esto no es vivir la vida, entonces no sé que sea.



Me levanté a media mañana ahora mis pasos me llevaron a la iglesia y convento de la Santa Cruz, ubicado a unos pasos del mercado donde cené la noche anterior. La iglesia es una construcción que data del siglo XVII y es famosa por sus árboles con espinas en forma de cruz.




En este lugar aún pueden apreciarse las condiciones en las que vivían los monjes hace 200 años, su patio de las aguas llamado así por las enormes pilas que proveían de agua al convento. En 1867, el convento fue ocupado por Maximiliano de Habsburgo como cuartel general.


Caminé un poco más el resto de la tarde hasta que llegó la hora de partir. Una vez en casa, no se precisar el porqué, pero di de baja mi cuenta de facebook y desde casi un año permanece inactiva. Creo que los usuarios deberíamos alejarnos de las redes sociales y (¡ejem!) los blogs y salir más al mundo real. Aunque sea por un tiempo.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Wooorale, pues que bueno que las recuperaste, están bien geniales

*3*

Saludos!!

Ingeniero dijo...

Gracias por tus comentarios, luego me doy una vuelta por tus dominios.
Que estés bien!

Ian McEwan - Expiación

"Sabía lo que exigían de ella. No una simple carta, sino una nueva crónica, una expiación, y estaba preparada para redactarla."...