Fue lo que se me vino a la mente después de enterarme de que Bill Condon será el director de la última parte de la saga Crepúsculo (aunque también se me vinieron otras a la mente como catástrofe y pena)... pero, ¿porqué tanto relajo? si al fin y al cabo sólo se trata de una película pop más. Pues porque este director se dio a conocer por cintas aclamadas por la crítica como Chicago o Kinsey. Pero para un servidor es mejor conocido por haber escrito y dirigido esa magistral peli conocida como Dioses y Monstruos (Gods and Monsters, 1998), y que le valió un Oscar por mejor adaptación de guión ese año.
La cinta se centra en los últimos días de James Whale, a su vez director de la época dorada de Hollywood y famoso por haber dirigido Frankenstein, La Novia de Frankenstein y El Hombre Invisible entre muchísimas mas y haber impulsado la carrera de actores como Boris Karloff y Elsa Lanchester. La cinta de Condon retrata los últimos días de la vida de Whale (Ian McKellen, nominado al Oscar a Mejor Actor aquí), su depresión, soledad y su relación con relación con su joven jardinero (Brendan Fraser) y además de que viene siendo una velada crítica a los estudios cinematográficos y al sistema de producción de cintas estadounidense que trata a los actores, directores, escritores etc. como simples medios para llenarse los bolsillos... o sea justo en lo que al parecer se ha convertido Condon. Como dije, una desgracia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario