Ahora que su propio creador, George Miller ha resucitado y actualizado a las nuevas generaciones su Mad Max después de 30 años, es ahora que he dado una revisada a la trilogía del Guerrero de la Carretera, misma que no veía desde hace ya algún tiempo pero de la que conservaba recuerdos gratos. Comenzamos con:
Mad Max (George Miller, 1979)
Nos encontramos en el “no muy distante futuro” dominado por salvajes pandillas de motociclistas, Max Rockatansky (Mel Gibson) es policía en una sociedad descompuesta y es durante una encarnizada persecución que un pandillero muere junto con su pareja por lo que sus compañeros culpan a Max de ello y buscan venganza en contra de él y su familia.
Un guion sencillo pero lo fundamental es la forma en la que Miller refleja la acción en pantalla: los encuadres y cortes de edición son precisos; la tensión y la violencia, casi palpables en todo momento y las persecuciones, cargadas de adrenalina en poco menos de 90 minutos. Un bebe cruzando la carretera en medio de una persecución, una cruda escena de violación y la tensión de los minutos finales suponen un punto de inflexión en una cinta que no da tregua.
Más impresionante aun tomando en cuenta que en ese entonces Miller era un recién graduado de la escuela de Medicina con poca experiencia en la industria cinematográfica y trabajando con un presupuesto muy bajo y de hecho se cuenta que varios de los vehículos se reparaban para aparecer en distintas secuencias. Un debut excelente tanto para Miller como para el personaje del “Loco Max”.
Mad Max 2 (George Miller, 1981)
Max Rockatansky regresaba un par de años después de su espectacular debut pero en esta ocasión la historia se desarrolla en un mundo post apocalíptico resultado de una gran guerra entre naciones que devasto a la civilización y los sobrevivientes viven ahora en un mundo desértico en el que el bien más preciado es la gasolina. En ese contexto, Max vive sin rumbo vagando por las ahora solitarias carreteras. La ocasión lo lleva a una especie de refinería-fortaleza en la que unos cuantos sobrevivientes sufren el asedio constante de una banda motorizada que busca el combustible fruto de la extracción petrolera.
Max se decide a ayudarlos a cambio de “todo el combustible que pueda llevar” consiguiendo para ello un vehículo con el cual escapar junto con buena parte de su valioso cargamento, pero las cosas no serán sencillas ya que primero tendrán que vérselas con quien quienes los tiene bajo constante asedio.
Esta cinta consigue la difícil tarea de superar a su ilustre antecesora, quedando ahora aquella como un excelente prologo o introducción al duro mundo de Mad Max. Los vestigios de una civilización anterior solo hacen más evidente un sentido de desesperanza y soledad, la evolución de Max Rockatansky como un hombre que lo ha perdido todo y solo vive al día es llevada de manera convincente, convirtiéndose en un antihéroe cuyas acciones buscan beneficiarle sobre cualquier cosa.
La escenas de acción están mejor logradas aun en relación con la primera cinta, sobre todo el espectacular clímax en el que todo se pone en juego y las posibilidades del mundo en que se desarrolla la cinta se amplían aún más, siendo que sus personajes ahora viven en un mundo sin reglas más que la propia sobrevivencia.
Mad Max: Beyond Thunderdome (George Miller & George Ogilvie, 1985)
En esta tercera aventura, Max se encuentra donde se había quedado: vagando de manera solitaria por las tierras yermas de un mundo post-apocalíptico a bordo de su vehículo que esta vez es remolcado por camellos, mismos que le son robados y buscando recuperarlos se dirige a una ciudad cercana que subsiste a base del trueque.
Una vez ahí, Max se verá envuelto en una lucha interna de poderes que culmina con su exilio y posterior hallazgo de una comunidad de niños y jóvenes aparentemente sobrevivientes de un percance aéreo y quienes a su vez, serán determinantes para el futuro de Max.
Desde los créditos iniciales es evidente que nos encontramos antes una cinta de Mad Max diferente a las anteriores, algo más digerible y de acuerdo a los cánones que guiaban el cine de acción ochentero en su vertiente más comercial. Con un diseño de producción más elaborado en relación con sus predecesoras, Mel Gibson ahora convertido en una estrella y la presencia de Tina Turner en uno de los papeles principales, esta encarnación de Mad Max sin embargo se percibe un tanto inocua. No hay esa misma sensación de peligro o de que las cosas en cualquier momento se van a echar a perder, que en mi opinión es sello de la serie.
Peor aún si tomamos en cuenta que Bruce Spence, el célebre Capitán Gyro de la segunda parte, regresa para interpretar un personaje con las mismas características y hasta con un destino similar. Si en la segunda entrega la historia parecía expandir sus posibilidades, en esta tercera da síntomas de un agotamiento de formula prematuro. Tal vez haya sido por eso que su perpetrador decidió darle un descanso que se prolongó por 30 años.
Mad Max Trilogy
Director: George Miller
País: Australia
Reparto: Mel Gibson, Bruce Spence, Tina Turner