La verdad, yo nunca he podido comprender el poder de convocatoria que ejerce el fútbol sobre mis compatriotas, siempre lo he considerado aburrido y un descarado instrumento de manipulación. Aún más, los partidos de la "Secreción" Nacional no despiertan mi interés ni jamás me he puesto "la verde" (hay quienes considerarían esto como Traición a la Patria).
Es por esto que me llamó mucho la atención (como mero interés curioso) el hecho de que el público abarrotara el estadio Azteca para el primer juego de repechaje contra Nueva Zelanda por el último boleto al Mundial que se jugará en Brasil el próximo año, sobre todo si tenemos en cuenta que el torneo de clasificación de la CONCACAF terminó hace algunas semanas, por lo que dicho boleto debió haberse obtenido en su momento y de manera regular de acuerdo a las características futboleras del país, por lo que debería resultar vergonzoso para México y su fervor futbolístico seguir peleando en estas instancias por la clasificación.
Pero mucha gente que es seguidora de "El Tri" ignora su mediocre historia. El periodista deportivo Tom Marshall ha hecho un recuento histórico de la inconsistencia de México en esto del "fucho" en la página estadounidense de ESPN (que dudo mucho sea traducido para la página en español, como sí sucede con otros artículos), señalando el hecho de que el record de todos los tiempos para la Selección es de 420 victorias por 194 empates y 211 derrotas en 825 partidos jugados, es decir, México gana el 51 % de los partidos que juega lo que lo convierte en un equipo de media tabla.
Y en mundiales, los números son menos halagüeños aún: desde 1990 México ha jugados 20 partidos de Copa del Mundo con 6 victorias, 6 empates y 8 derrotas. Peor aún: para este 2013 el porcentaje de victorias es de un pobre 35 %. México, con su población de 120 millones de habitantes y su amor a este deporte debería tener un amplio espectro para la búsqueda de talentos, pero sólo sigue decepcionando a sus seguidores. Con el fervor futbolístico imperante en todos los rincones del país la historia debería ser diferente. Así, aunque seguiría siendo indiferente a los juegos de "El Tri", por lo menos los respetaría.
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